ING. JORGE ISAÍAS CHÁVEZ CHÁVEZ - PROFESIONAL Y EMPRESARIO BOLIVIANO.
Condecorado con la “Medalla al Mérito Legislativo” en Brasil por la Asamblea Legislativa del Estado de Rondonia.
El Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado de Rondonia en Brasil, Diputado Alex Redano, en sesión de honor, otorgó el pasado 18 de mayo la alta condecoración “MEDALLA AL MÉRITO LEGISLATIVO” al Ing. Jorge Isaías Chávez Chávez, profesional y empresario Boliviano, por su aporte a lo largo de más de una década, a la integración binacional, al desenvolvimiento de las regiones de frontera y al intercambio social, cultural y comercial entre ambos países.
Jorge Chávez, es Ingeniero en Telecomunicaciones, director de medios de comunicación y empresario, es impulsor y promotor de las relaciones entre Brasil y Bolivia, viene trabajando en el rescate del tratado de Petrópolis para el uso de los ríos madera y amazonas para la exportación de cargas bolivianas por Brasil a través del océano atlántico, experto en logística miembro de la Comisión Nacional de logística fluvial, impulsor de la hidrovia Ichilo Mamoré y proponente de proyectos en ingeniería y turismo para el rescate histórico de la población Cachuela Esperanza entre otros.
INGENIERÍA E INVESTIGACIÓN N°15
CIEN AÑOS DE LA SOCIEDAD DE INGENIEROS EN LA HISTORIA DE BOLIVIA
Hace 100 años Don Juan Buendía llegó a su tierra y esta vez traía una linterna en su frente. Era como un faro. El pueblo creyó que era un milagro, pues no se veía ninguna batería conectada a su casco luminoso. En esta historia, no sería el “hielo” de Gabo el que transformaría a nuestro Macondo mediterráneo. Fue la luz del conocimiento que irradiaba de la mente y del corazón brillante del Ingeniero Don Juan Muñoz Reyes. Algunos le pusieron el apodo de “Buendía” pues hacía aparecer la luz en las minas, en los bosques tupidos, o por donde su gente ansiosa buscaba salidas ante la soledad y la pobreza.
Al “Sol” él le llamaba “Solución”. Le presentaban un problema y él siempre decía, “busquemos la solución”. Nunca se amilanaba. “Toda ecuación tiene su respuesta”, insistía Don Juan. Pero la Oscuridad era muy dominante, y la escasa gente con linternas en los cascos estaba dispersa, dominada. Entonces se le ocurrió la solución: había que crear una Sociedad de Ingenieros en Bolivia, para juntar a todos los técnicos de su generación, para que, en un haz de voluntades, cambiaran el destino de su República aún en formación.
En esa ruta, muchos héroes derramaron su sangre. Pero no faltaron los antagonistas externos e internos que frenaban las posibilidades de una verdadera inserción en el ámbito internacional. Los escasos ingenieros de entonces multiplicaban la energía de Don Juan, pero la fuerza, la costumbre y los intereses eran más que la razón y el conocimiento.
Los ingenieros, nacionales y también los extranjeros, pese a todo, fueron abriendo minas y caminos. Ponían rieles para transportar cargas y pasajeros. Buscaban llegar al mundo y traer agua y alimento a su población. Pero, vino la guerra en el Acre. Se perdió territorio en el Norte, y en el Sur. El comandante Bush, sin embargo, consiguió conservar petróleo en el Chaco, y, comenzaron a traer luz los Ingenieros del Petróleo, pese a los obstáculos que impedían que los beneficios de los yacimientos se esparcieran por el territorio nacional. Cuando eso ocurrió, de a poco se fue sembrando el petróleo y fueron surgiendo ingenieros agrónomos, industriales y comerciales.
Cables con electricidad se fueron tendiendo. Se hicieron represas y puentes. Se instalaron generadores. Pusieron torres de transmisión, microondas, pavimentos, alcantarillas, etc. A mediados del Siglo XX, una revolución había abierto las puertas hacia el centro y el oriente del país. La agropecuaria y la industria formaron otros Don Juanes, algunos que se formaban en universidades extranjeras, mientras que en Bolivia se aceleraba poco a poco la formación de Ingenieros en todas las especialidades.
Las linternas siempre siguieron abriendo las mentes: se miró hacia afuera. Se comenzó a exportar gas que estaba enterrado. Se hicieron refinerías que producían combustibles. Se llevó gas del Oriente y del Chaco al Occidente. Se abasteció con combustibles a los productores del agro. Aparecieron los ingenieros eléctricos. Luego los electrónicos. Posteriormente los industriales, los de sistemas. La información trajo más formación y varias universidades surgieron.
Y la SIB de Don Juan se fue consolidando y multiplicando. Y la Energía fue integrando al país.
Hoy día somos más dependientes de energía importada y de recetas ajenas. La exploración y explotación de energías requiere de criterios técnicos. Los mercados de exportación requieren también de criterios especializados. Por otro lado, el Litoral se fue alejando y los minerales menguando. Algunas linternas quieren alumbrar puertos hacia el Atlántico. Otros sueñan en ser transoceánicos. En este mundo nuevo en que vivimos, Doña Esperanza nos dice que, pese a todo, aún se puede creer y crear. Todo es posible con Ciencia y Consciencia.
La ingeniería libre en el país se ha ido esparciendo rápidamente, llegando a todas las regiones. Existen miles de pequeñas y medianas empresas, que pese a la buro-cracia y a los “impuestos”, han llegado a rincones nunca antes visitados. La Ingeniería moderna se ha entremezclado con el turismo y la cultura. Con la sanidad y con hospitales. Con el sonido y las imágenes. Está en el folklore y en los cafetales. Hay semillas en las ciudades menores y en las intermedias.
En lo “grande”, tanto la Siderurgia, el Litio, y otros requieren una ingeniería y una presencia nuestra especializada. Ingenieros hay, pero falta una planificación integral que sea solución nacional de consenso y de integración nacional. Nuevamente estamos listos para participar, pero todo proyecto necesita datos, más aún en esta era de la información. No se puede planificar sin cuantificar, sin medir, sin tener indicadores de avances, y sin transparencia.
La Internet hizo su irrupción en el modo de producir y comerciar. Cada boliviano ahora tiene o está cerca de un celular, que dice cuándo sembrar y cuándo cosechar y vender. Por otro lado, nos integró más al mundo. Las ciudades fueron derrotando al campo y la migración e inmigración fueron vaciando el mundo rural y desplazando gente hacia villas miseria de la periferia urbana y social. Nuevamente las luces y las sombras. Hoy el país es más moderno, pero sigue muy pobre.
La educación escolar no responde adecuadamente a las exigencias de la sociedad en un mundo más exigente cada vez en la formación de los recursos humanos. Faltan ingenieros en las ciudades y en el campo. Falta Paz para trabajar sin gritar ni imponer. Falta trabajo para las nuevas generaciones. Faltan oportunidades para los que invierten en nuevos productos. Falta Conocimiento para no ser barridos por los huracanes de nuevas formas de producción, comercio y consumo.
Faltan muchos Don Juanes para encender las luces para las nuevas generaciones. Hay que recargar baterías, como él lo hizo. Hoy por hoy, a los 100 años de la fecha en que Don Juan Muñoz Reyes creó la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, se necesita unir las linternas que permitan derrotar la oscuridad secular. Tiene que concluir la polarización y el centralismo; que se abra el camino de la solidaridad y de la libertad, para que surja la energía de la creatividad.
Hoy por hoy, la Ingeniería se ha vuelto más interdisciplinaria, más multidimensional. Hemos aprendido que los males de un órgano afectan a todo el sistema. Hemos constatado que los trabajos en equipo, con arquitectos, con psicólogos, con ambientalistas, con financistas, con juristas, con investigadores, nos complementan y viabilizan las soluciones integrales. Todas las profesiones se están volviendo multidimensionales, pero particularmente la nuestra, la cual que realiza y exige obras, realizaciones concretas y ese es un desafío de todos y para todos.
Como institución, la SIB pretende ser la referencia técnica de la sociedad y ser protagonista del desarrollo del país. Los ingenieros nacionales solo necesitamos que nos escuchen. Que nos escuchen bien. Somos técnicos bolivianos que manejamos ciencia y que desarrollamos tecnología, no conciliamos con la sin-razón. Queremos ver un país unido, donde unos se comuniquen con los otros, algo tan esencial en esta era digital.
Hay luces de esperanza en la ingeniería cuando vemos la cantidad creciente de mujeres en este campo profesional. El mundo ya se ha dado cuenta de que la ingeniería no es función de músculos, sino de inteligencia. Y de pasión, de amor por lo nuestro. Y van surgiendo, cada vez más, mujeres que controlan máquinas y mentes, dirección y sentimiento en el noble ejercicio de nuestra profesión. Con una ética renovada y constructiva. Y, por supuesto, las nuevas generaciones de ingenieros deben tomar la posta, con el ímpetu de la juventud y el conocimiento de nuevas tecnologías en un mundo cada vez más globalizado.
El país se ha venido dando cuenta de que generar trabajo, dignificar el trabajo, respetar el trabajo especializado, es condición sine qua non para abrir las sendas del futuro. El porvenir es un trabajo sostenible, si posible, en el lugar donde nacimos y crecimos. La Luz de la nueva aurora viene cantando otra vez que cese nuestra “servil condición”.
Hemos llegado a la etapa de la Web 3.0. En las Redes ya se intercambia información, pero también valores económicos. La producción mundial cada vez más se está estructurando como cadenas en bloques, que vinculan desde el pequeño productor, el distribuidor, los contratos inteligentes, los pagos y la concreción en minutos, en segundos. Y ese impulso tecnológico no lo podemos perder. Nuestros hijos no lo pueden perder. Tenemos que subirnos a ese Tren que está pasando por nuestras estaciones de producción.
El principal problema del momento es que la tecnología evoluciona exponencialmente y las estructuras institucionales del siglo pasado avanzan a paso de tortuga. Pero hay soluciones. Al final, esta es también la era de la cooperación. Son los tiempos del Desarrollo Sostenible. De los 17 Objetivos Globales. Necesitamos acuerdos internos y externos para operar en conjunto con materiales y equipos locales e internacionales. Necesitamos socios tecnológicos, que se fortalezcan mutuamente con nosotros y con actores de dentro del país. Necesitamos inversión interna y externa. Somos responsables de integrar la Ciencia y el Arte de la Ingeniería Boliviana con la que se desarrolla en el mundo académico, en el mundo empresarial, en el mundo de la sociedad civil organizada.
Los Ingenieros estamos comprometidos con nuestra Sociedad para seguir fortaleciéndonos como actores fundamentales del desarrollo. Lo que podemos hacer, es: identificar, cuantificar y proponer las mejores soluciones para enfrentar los problemas de la pobreza, del hambre, de la educación, de la salud, de la producción, de la energía, del cambio climático, del agua, del trabajo, y porque no, el de una Justicia modernizada y segura. Las nuevas tecnologías traen instrumentos técnicos que multipliquen las capacidades. Nos sentimos llamados a reforzar los puentes sociales que permitan los avances progresivos, respetando siempre los derechos humanos de nuestra gente.
Pero cada derecho exige una responsabilidad con el todo. Nosotros estamos, dispuestos a asumir la responsabilidad de vigilantes técnicos de la responsabilidad social. Queremos seguir teniendo el rol protagónico que recibimos como un deber cuando nos otorgaron un diploma y un juramento ético, cuando se promulgó nuestra Ley. Hoy tenemos nuevos desafíos por delante. Por eso, queremos proponer un nuevo decálogo para los Ingenieros de Bolivia, con miras a rescatar y ensanchar la huella que abrió nuestro fundador, Don Juan Buendía.
EL DECÁLOGO DEL BUEN INGENIERO
- Amarás a tu país por sobre todas las cosas, así como a tu casa y a tu familia
- Cumplirás con nuestro código de ética profesional y con la Ley 1449 que nos rige
- Serás solidario con la gente que padece hambre y desempleo
- Honrarás la Justicia, las leyes y las normas existentes
- Abrirás el camino para las nuevas generaciones
- Fomentarás la equidad de género en todas tus actividades
- Combatirás la corrupción en todas sus manifestaciones
- Cuidarás la seguridad, el medioambiente y la salud en todas tus obras
- Lucharás por la racionalidad en todos los frentes
- Promoverás la cooperación nacional e internacional.
TAREAS PENDIENTES
Y en el marco de ese compromiso histórico, proponemos, además, a todos nuestros colegas profesionales, a las entidades gubernamentales o de la sociedad civil, a empresarios, a universidades, y a las agencias de cooperación, que nos unamos con la finalidad de encarar Las Tareas Pendientes en cada uno de nuestros Departamentos y en el país en su conjunto.
De esa manera contribuiremos a lograr un plan de acción inmediata, con miras a llegar al Bicentenario de nuestra independencia, con soluciones encaminadas a un mejor porvenir para las presentes y futuras generaciones.
Los pilares fundamentales que se debe considerar y trabajar a nivel nacional, departamental y local son:
- Necesidades Básicas (Eliminar la Pobreza, mejorar las condiciones de Salud, cubrir los Servicios)
- Sostenibilidad (Medioambiente, Alimentos, Agua, Tierra).
- Tecnología (Educación, Innovación, Información).
- Integración (Mercados, Infraestructura, Cultura).
- Energía (Transición, Abastecimiento, Capacidades)
Es dado en la Ciudad de Cochabamba, Bolivia, a los 5 días del mes de octubre de 2022.
FELIZ CENTÉSIMO ANIVERSARIO DE LA SIB